sábado, 3 de noviembre de 2012

Scavengeando.

¡Hola frikiduneros! ¡Cuánto tiempo sin no-veros-ni-leeros-en-los-comentarios-pero-sabedores-de-que-estáis-ahí! ¿Cómo os va la vida? ¿Muchos cambios? La vida de un friki tiende a ser monótona a temporadas, porque al fin y al cabo somos humanos, pero a veces pasa algo, un destello de novedad que vuelve a congraciarte con tu fenómeno favorito, ya sean libros, cómic, cosplay, cine, youtube, blogger, rol... o videojuegos. ¡Ay, amados hamijos! A los creadores de esta, vuestra comunidad favorita, les ha pasado exactamente eso hace poco. Hemos vuelto a viciar como en los viejos tiempos. Y con un estilo muy parecido, no creáis. Que Cthulhu bendiga los indies cuasi desinteresados. Pero comencemos por el principio, como diría Tolkien.

Recientemente, y como es costumbre, nos hicimos con un bundle (término reciente a añadir en el vocabulario de todo buen jugón), uséase un conjunto de juegos independientes que se pueden adquirir a partir de un precio muy bajo por la cantidad que uno quiera; normalmente parte del pago va a parar a una ONG. Pues bien, estábamos ahí, revisando la compra, y vamos y nos topamos con la beta de un juego rolero que, por los vídeos, podría ser una maravilla o una castaña tamaño Godzilla. Lo llamaron NEO Scavenger. Veamos si podemos transmitiros desde aquí la emoción de la experiencia.

De plástico nos hemos quedado.

Menú principal. Lo primero que llama la atención es el auténtico mal rollo que da la cancioncilla que suena. Con las buenas vibraciones de la banda sonora continuamos eligiendo entre un montón de habilidades molonas (entre ellos mecánica, botánica o rastreo), cuatro por ser humano (aunque no es que tengas opción de ser venusiano u hombre lagarto) y algunas más, siempre que escojas una desventaja por cada una. "Total, una tonterieta, vale la pena dormir mal para conseguir otra habilidad", diréis. ¡JA! Pensadlo bien antes de elegir.

No veré tres en un burro, pero me pienso hinchar de setas alucinógenas.

Empieza fuerte la cosa. De momento parece una aventura conversacional: una imagen estática con una descripción de la situación ("Sales de tu cabina criogénica y oyes ruidos, algo nada bonico se acerca") y una serie de opciones en un recuadro a la izquierda, de las que debes escoger una y luego confirmar. Según lo que hagas ocurrirá una cosa u otra. Ninguna es feliz, os lo voy comentando. Esta es la mecánica base del juego, se utiliza para todas las interacciones, desde peleas a creación de objetos. Muy intuitiva.


¿Qué será, será, lo que encuentre aquí?

A partir de ahí salimos al mundo gigante de las casillas hexagonales, donde, gastando los movimientos que tenemos por turno, podremos encontrar objetos, luchar contra malignos seres que querrán dejarnos sin siquiera la bata de laboratorio enseña-culos, y, sobre todo, practicar el scavenge (una forma bonita de llamar al "hurgar" de toda la vida), es decir, rebuscar en los sitios donde nos de opción para encontrar cosas más interesantes de lo normal. Pueden ir desde una navaja multiusos a un zapato. Hay muchísimos trastos diferentes, es como la noche de reyes pero con síndrome de diógenes. También se pueden combinar objetos entre sí para conseguir otros más poderosos, e incluso con las habilidades, para analizar cosas concretas. Las recetas que encontraréis por ahí os darán claves para combinar algunas cosas. A veces no es recomendable la experimentación directa.

¡Basura! ¡Dadme más basuraaaa!

¡No lo intentéis en casa, niños! A menos que haya un desastre nuclear, claro.

Hay que tener mucho cuidadito, señores. No sólo los tortazos, cuchillazos, tiros y de más maltratos de los enemigos matan en este juego: también hay enfermedades mortales varias. Acordaos de hervir el agua para no pillar cólera y desinfectad las vendas antes de colocarlas. Estad atentos también a las necesidades básicas, en la barra de la derecha, para no morir por culpa de ir a la moda (enseñar el ombligo no es aconsejable) o tener tipín (mejor no ponerse a dieta). Disponemos de tiras de ropa (que han de ser colocadas convenientemente), antibióticos y analgésicos para paliar nuestros dolores. Pero en este divertido mundo de luz y color es totalmente aleatorio que los encontréis o no, así que no vayáis chutándoos a lo loco, que si no...



"Ay, ay, ay, que te doy un puntapié."

Me han dado para el pelo... y hay heridas más peliagudas que otras. Ejem.

Los gráficos (y ya no me enrollo más, aunque podría contar tropecientas cosas sobre este juego) no son muy destacables, pixelosetes, pero adecuados: a base de imágenes estáticas, con ambientación postapocalíptica. Sólo va cambiando la luz en el mapa, según la hora del día.

Seguro que aquí vive gente maja. ¡Voy a desplumarla!

Vamos, resumiendo: un sistema de juego intuitivo, ambientación correcta, gráficos antiquillos pero resultones, tensión y la sensación de que te va a sorprender continuamente con algo nuevo. Y sólo es una beta. Agárrense cuando salga el juego completo.

Pueden encontrarlo en su página web y en Desura, claro. Dependiendo de lo que quieran, entre 10 y 25 dólares. Créanme, los vale. Aquí os dejamos un vídeo para que lo veáis en acción, por si aún no os decidís. ¡Hasta la próxima, hamijos!

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