1er Finalista I premio Blog Frikidune

Hoy vamos a publicar el artículo finalista de nuestro concurso. Debemos tener en cuenta que no todo en la vida son frikadas y "chorradas" para pasar el rato. A veces, también es bueno hacer una visión endógena de nuestra sociedad y dar a conocer elementos que, pese a ser de conocimiento público, navegan difusos entre mares de ignorancia o la mera indiferencia.

Juan Carlos Moro, con su artículo "riesgos y seguridad en internet", nos hace un amplio análisis de esta puerta abierta a lo desconocido que es la red de redes. Porque a veces no basta sólo con saber "dar doble click" en el navegador de turno, ni en usar bien Google. ¿Qué hay detrás? ¿Corremos riesgos al formar parte de un ente global de -en la mayoría de casos- libre acceso? Y de ser así, ¿cómo podemos evitarlo?

Preguntas que quedan solventadas en este instructivo artículo de interés general (imágenes extraidas del propio artículo original recibido).

Juan Carlos Moro Riesgos y Seguridad en Internet

Cada día se difunde más el uso de Internet. Prácticamente, podemos encontrar en ella información sobre cualquier tema que resulte de nuestro interés. Aunque su historia es relativamente corta, quien utiliza sus servicios, nunca más podrá resignarse a prescindir de ellos.

Ni los países menos desarrollados escapan a esta tendencia.

Resulta imprescindible incluso para los escolares. Recuerdo, que en mis tiempos de estudiante, debía realizar las tareas de casa y los trabajos prácticos, investigando en los libros de textos, o visitando la biblioteca más cercana. Hoy, mi hija, con apenas trece años reclama la necesidad de tiempo de máquina para consultar la Microsoft Encarta o realizar una búsqueda en Internet.

El avance de las tecnologías informáticas y el ambiente amistoso en que funcionan la mayoría de las aplicaciones necesarias, facilita la tarea incluso a los menos conocedores.

Un hecho indiscutible es el auge vertiginoso que van teniendo las compras a través de Internet, lo que implica la necesidad de realizar transacciones de forma electrónica.

Sin embargo no todo es bondad en la llamada “Red de Redes”.

En ocasiones, aprovechando la falta de cultura de los usuarios, referente a la seguridad a tener en cuenta cuando se accede a Internet y la no existencia, en algunos países, de un instrumento legal que juzgue y penalice el delito informático, son frecuentes actos maliciosos cometidos por personas inescrupulosas.

Consultando información para la confección de este artículo, encontré ejemplos que ilustran las fechorías que se realizan.

Un lugar importante en los ataques lo ocupa la contaminación con programas malignos, ya sean “virus informáticos”, caballos de Troya, gusanos o simplemente hoaxes (informaciones falsas sobre virus inexistentes).

A pesar de la divulgación de los timos en los que se involucran personas incautas, publicados tanto en ediciones digitales como impresas, las reseñas al respecto continúan siendo abundantes, validándose el refrán de que “Nadie escarmienta por cabeza ajena”.

Veamos una noticia que, tras una sonrisa inicial, nos mueve a la reflexión más profunda:

En los servicios de la banca electrónica los engaños son frecuentes. Los delincuentes generalmente se comunican con los titulares de cuentas en determinada entidad financiera, enviándoles un correo electrónico en que solicitan confirmar sus datos confidenciales bajo cualquier pretexto. El enlace que le ofrecen trata de reproducir la imagen real del Banco, para no levantar sospechas. Si logran su objetivo, están en condiciones de suplantar al propietario auténtico y desfalcarlo.

A inicios del 2007 se divulgó una agresión de este tipo que sufrieron los clientes de Banesto. No obstante, al repasar los titulares sobre hechos actuales, transcurrido más de un año, observamos que continúan reportándose tales incidentes.

Ante esta situación, una alerta de la Agencia Europea de Redes e Información previene sobre el riesgo de un posible “11-S electrónico”.

En mi opinión tal afirmación resulta un tanto alarmista, aunque no es menos cierto que se deben emprender acciones inmediatas.

Dejar de utilizar Internet, aún con los riesgos que ello implica, es imposible. El camino a seguir debe orientarse a reforzar la educación de los “cibernautas” y fortalecer las medidas de seguridad.

Algo elemental y de lo que, desgraciadamente, muchos no toman conciencia hasta tanto no sufren pérdidas, resulta la instalación de un antivirus en la computadora. No es suficiente con mantenerlo residente en la memoria de la máquina, sino que debe tener su base de virus actualizada, para que sea capaz de detectar los nuevos que van apareciendo.

Otro consejo útil es no abrir “adjuntos” que nos envíen en los mensajes de correos, si el emisor no indica en el cuerpo del mismo, que en efecto nos está enviando ese archivo. Hay programas malignos que tienen la capacidad de autoenviarse, aún sin el conocimiento del remitente. En tales casos podríamos recibir la infección proveniente hasta de nuestro mejor amigo. Debemos cumplir igual regla, en los mensajes que enviemos con estas características.

Si utiliza como buscador el Explorador de Internet, configure las zonas de seguridad, especialmente Internet y Sitios Restringidos, de forma tal que controle la ejecución de controles ActiveX y JavaScript.

Instalemos los parches de seguridad que corrigen vulnerabilidades y huecos de seguridad detectados desde el momento en que los sistemas o aplicaciones que utilizamos salieron al mercado hasta la fecha. Habilitemos un firewall o pared cortafuegos que actúe como barrera de protección.

Cuando se realicen transacciones importantes utilicemos un canal de comunicación seguro.

La seguridad en Internet no es sólo una preocupación empresarial, sino de todos los que por una u otra causa utilizamos sus servicios.