jueves, 11 de septiembre de 2008

Cronología del traumatismo del videoadicto 2/2

Hola amigos. En el reportaje anterior descubrimos la figura del ínclito Rodrigo, videoadicto sin remedio y conductor sin licencia de autobuses infantiles. Analizamos las vicisitudes en su evolución y vimos, no sin gran expectación y alegría, como pudo ir saliendo adelante, aun fuera a base de atrofias varias.

Llegado el año 1999, cuando el mundo se iba a acabar -esta vez sí- por XV vez, apareció en escena la Dreamcast, gran portento tecnológico para la época e inicio de la llamada era de los 128 bits. Fue un amor a primera vista, y Rodrigo, hechizado por el orgásmico sonido metálico que producían los GD-Rom al leerse (lejos de los memorables tiempos de las cintas de spectrum, pero similares a los disquettes de 3,5" de pc), fue directo a por una. Pero tan, tan directo, que decidió atracar al pobre repartidor en plena noche.

Para su desgracia, hubo testigos.


Ni Rodrigo iba borracho, ni casi la provocó: lo hizo. Gracias a su lamentoso estado (ver reportaje anterior) consiguió la amnistía indocta de los medios de comunicación...
...y de Batman.



Una vez con la Dreamcast en casa, comprobó, sorprendido mas no muy horrorizado, que no tenía más juego o útil que el cd de "Dreamkey", una utilidad para acceder al juego en red... y jugar. Así pues, con la poca imaginación que aún le quedaba, enchufó la dreamcast a una televisión en blanco y negro y llena de interferencias que tenía y siguió desarrollando su hipertrofiado estilo de juego, basado en manos, dentadura postiza y variantes no identificadas. Cuando salía la carta de ajuste, lo consideraba la pantalla de créditos del juego, y entonces comenzaba otro desde el principio.

Gracias a ello, cuando consiguió tener su primer juego real (un recopilatorio de clásicos de Midway), se pasó todos con la máxima puntuación y envió sus resultados a Micromania y a ¡Hola!, los cuales no le hicieron ni put* caso, pero difundieron de manera informal e indecente sus grandes hazañas. Rumorología, que se dice.

Redacción de los principales periódicos tras la noticia.

Tal éxito desató este inesperado revés del destino que, hasta los medios extranjeros, saliendo por una vez de su monotemática de hablar de turismo español para que les regalasen las empresas una lata de anchoas y boquerones, se interesaron por Rodrigo y sus ilustres ortopedias. No había juego que se le resistiese, y lo gracioso es que, para jugar, cada vez utilizaba menos dedos...

Hasta la omnisciente revista "TIME" le hizo un hueco.

Rodrigo pudo al fin ver cumplido su sueño de que
sólo le sacasen por la oreja derecha.



Luego llegaron la PS2, la Gamecube y la XboX, y en todas encontró ese amor filial que tanto le había faltado en su vida. Sus deméritos como ser humano natural e integrado en la sociedad se suplieron con su portentosa habilidad. Incluso, gracias a la ayuda del magno fantasma de Bert -que seguía visitándole y cantando rancheras-, aprendió a tocar todos los periféricos musicales que fueron saliendo (y los que no eran estrictamente musicales)... a la vez.

Gracias a esto, empezó una campaña publicitaria de nuevos productos de índole musical y/o inclasificable.

Rodrigo -con una peluca robada en el SEPU- en su época Dreamcast.
En el momento de la foto meditaba sobre si usar un secador de pelo o una depiladora Braun serie 3500 para la creación de futuras melodías


Las compañías de televisión se lo rifaban y le ofrecían todos los trucos o cheats disponibles... pero él ya no los necesitaba. Le ofrecían guías traducidas al español de los juegos... pero qué más le daba, si ya apenas sabía leer... Era una máquina entrenada para pasarse cualquier juego, tuviese la dificultad que tuviese. Era un idolo social.

Tan alto era su caché, que a veces las compañías tenían que usar dobles -de una gran calidad, eso sí- para suplir su ausencia física.


Cartel publicitario del último éxito de Atari. Todo un reto para los verdaderos Gamers. Con un par, oiga.


Fueron buenos tiempos, sí... y así hubiesen seguido siendo de no ser por la llegada de la nueva generación de consolas.

Lejos de poder permitirse una PS3 o Xbox360, pues las propias compañías se las negaban, ya que no querían que jugase online para no traumatizar al resto de jugadores del mundo mundial, Rodrigo adquirió una Wii y una DS tras comprarse 34 paquetes de chocko norris, unos cereales con la imagen de un nuevo personaje que al parecer estaba obteniendo bastante popularidad...

Las cosas ya no fueron lo mismo.

Vale que con la DS podía manejar la tactil con cierto utensilio y luego pulsar botones... pero había muy pocos, no tenía merito. De la Wii ya ni hablamos, pues le faltaban botones y lo único que hizo tras usarla un par de veces es dislocarse 4 veces el brazo.

Amargado, fuera de su propio virtuosismo, decidió dejar el mundo de las consolas y vivir en la indigencia...

Rodrigo reponiendo fuerzas. Gracias a su dominio con el Tetris pudo encontrar confortables tan austeros ambientes...

Y así ha seguido hasta ahora. Hace unos pocos días intentó, hasta por dos veces, camuflarse entre ingenieros del LHC para provocar una catastrofe mundial y revivir sus esquizofrénicos días como héroe de los videojuegos.

Lamentablemente, fue descubierto.

Intento 1

Intento 2

Es triste, amigos, pero así ha sido. Pluguiera al destino que tal desenlace no se hubiese efectuado, mas la vida de los hombres es incierta y cruel. Y debemos afrontarlo, mal nos pese.

De todas formas, no hay que perder la esperanza. Puede que un día, cuando menos lo esperemos, Rodrigo vuelva a resurgir de su mugre infecta y nos sorprenda con nuevas y portentosas habilidades.

Hasta entonces, le recordaremos en nuestros corazones como el héroe que fue, con su autobus escolar en pos de su propia superación personal.

¿No lo ois? Ya llega, amigos, ya llega...

Nota: esta imagen en verdad contiene a todos los personajes y licencias de videojuegos, pero está retocada para que las sociedades de derecho de autor no nos demanden.

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PD: El autor no está a favor ni en contra de ninguna consola de nueva generación; sólo es un mero narrador sin voz ni voto, y para colmo no tiene ninguna de ellas. Pese a esto, acepta donaciones consoleras para que así pueda opinar con argumentos.

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