"Tenía que ser pardo, porque al llegar al río que ambos tenían que atravesar, si hubiera sido blanco se hubiera excusado diciendo a su ama:
-A mí ya me han lavado.
Mientras que si hubiera sido negro hubiera argüido:
-No hay agua que me lave a mí".
-A mí ya me han lavado.
Mientras que si hubiera sido negro hubiera argüido:
-No hay agua que me lave a mí".
El corazón de piedra verde.
Salvador de Madariaga
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